jueves, 26 de abril de 2012

Elefantes y Redes Sociales

                                                     

 Hacía falta que el Rey se rompiera la cadera en Botsuana mientras cazaba elefantes para que las redes sociales se incendiaran con críticas, insultos a la Corona y loas de amor a este animal, que es para muchos la representación del pacifismo. Sin entrar a debatir sobre este tipo de safaris y mucho menos sobre la actuación del Rey, lo cierto es que muchas veces, cada vez más, nos dejamos llevar por el populismo de una tendencia en Twitter o de una viñeta cómica en Facebook, sin pararnos a reflexionar con seriedad sobre lo que tan alegremente “nos gusta” y compartimos. Lo explica de forma inmejorable Elvira Lindo en su reciente artículo Likes: “Como usuaria y participante de este tipo de revoluciones diarias —bastante confortables, por cierto— me atrevo a anticipar el peligro que supone para el funcionamiento de una sociedad que sea más influyente el número de “likes” a un titular o a una ocurrencia que un artículo o un reportaje de fondo. La reacción inmediata a las noticias es vibrante, lo es, pero no reflexiva, y a pesar de este populismo que nos invade nuestro país precisa de un porcentaje, por pequeño que sea, de individuos que prefieran pensar despacio, es decir, reflexionar. De esa minoría también depende nuestro futuro”.
La noticia nos produjo repulsa pero, ¿cuántos de nosotros nos paramos a hacernos ciertas preguntas incómodas pero necesarias? Por ejemplo, ¿es deleznable disparar a un elefante pero no lo es disfrutar con el triste espectáculo del Toro de la Vega en Tordesillas? ¿O incluso con las corridas de toros?
¿Con qué vara de medir establecemos que la vida de un elefante vale más que la de un toro? Con una vara del Primer Mundo, sin lugar a dudas.
En África existe una percepción muy diferente de este animal. En Cuangar (Angola), por ejemplo, recientemente casi un centenar de hectáreas de producción agrícolas sin recolectar fueron destruidas tras el paso de los paquidermos, poniendo en riesgo las reservas alimentarias de la población. En Mozambique, cerca de la frontera con Zimbabue, las manadas de paquidermos atacan a la gente y pisan las cosechas, sembrando el pánico entre los habitantes de la zona. En un gran número de países africanos, lejos de encontrarse en peligro de extinción, es necesario controlar la sobrepoblación de elefantes mediante el sacrificio selectivo para salvar los ecosistemas.
Con esto no pretendo ni mucho menos defender este tipo de safaris, solo plantear unas preguntas y dejar constancia de que la realidad no es una sino muchas. Que las redes sociales e Internet se conviertan en una fuente de recursos para hacernos más reflexivos y más críticos no para dejarnos llevar por la seductora marea de las masas.


Rocío Orovengua

(Cuadro de  Armando Mariño)