miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un bol alimenta a un niño durante un mes

Un bol alimenta a un niño durante un mes
Rice Bowls es una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es luchar contra el hambre. La organización, con sede en Carolina del Sur (Estados Unidos), trabaja sobre todo con orfanatos de Haití, Honduras, Nicaragua, India, Filipinas, Etiopía, Rwanda y Sudáfrica. Desde su creación, Rice Bowls ha recaudado decenas de millones de dólares para aliviar el hambre de los niños más desamparados del mundo.

Alimentan a 1500 niños (¡1,5 millones de platos al año!)
El concepto original de Rice Bowls se materializa en la hucha de plástico (Earthfriendly: de polipropileno 100% reciclable) con forma de cuenco de arroz (alimento básico para muchas sociedades) que recuerda a aquellos que lo necesitan en todo el mundo.

En una sola hucha caben unos 30$, lo que significa comida para un niño durante un mes.

¿Cómo funciona? Las huchas se pueden encargar gratis en la Web www.ricebowls.org y una vez enviado el dinero recaudado puedes quedarte con la hucha. También puedes realizar otro tipo de donaciones (donaciones monetarias directas, comprar hasta 1000 platos de comida o compra de merchandising en la tienda online).

La organización no envía comida sino el dinero para que puedan comprar los alimentos locales y así apoyar la economía de sus comunidades.

Como ves, solo hace falta un poco de imaginación para crear iniciativas atractivas y tangibles que logren canalizar la ayuda. Lo importante (y más difícil) es seguir luchando para mantener el bol siempre lleno.



Es muy fácil hacerte con los cuencos:

1. Encarga los cuencos que necesites en el formulario de la página Web
2. Te los entregarán en la fecha que especifiques en el formulario

Y a continuación…
3. Reparte cuencos a amigos para que ellos también vayan recolectando fondos
4. Establece una fecha para reunirte con tus amigos y juntar el dinero que cada uno ha conseguido
5. Abre los cuencos y junta el dinero
6. Envía los fondos

Autor Marga Escandell

martes, 13 de septiembre de 2011

Una espiral de miseria

Las grandes tragedias humanitarias como la que sufre en estos momentos el Cuerno de África llegan a nuestras conciencias, a través de los medios de comunicación, cuando se alcanzan situaciones desesperadas de hambruna y muerte, con grandes éxodos de población hacia los campos de refugiados y la llegada, siempre insuficiente, de ayuda de emergencia humanitaria a las regiones afectadas.


Pero este es solamente el final de un largo y terrible proceso de deterioro de las condiciones de vida de los afectados que, previamente, han ido adoptando las medidas a su alcance para sobrevivir y en las que el éxodo es el último recurso desesperado.

Este hecho, es de vital importancia pues, aunque en el mejor de los casos, la ayuda internacional llegue en cantidad suficiente para enfrentar la emergencia en estos momentos, la población afectada ha perdido toda su capacidad de resistencia, como podían ser sus medios de supervivencia anteriores (tierras para cultivos y ganado principalmente), así como la precaria red de apoyo con la que pudiera contar, formada por su familia, pequeños comerciantes locales, etc.

El siguiente gráfico, elaborado por Frankenberger y Goldstein (1990:23) y analizado en profundidad por Karlos Pérez deArmiño, profesor de la Universidad del País Vasco ilustra claramente esta situación:


Es terrible pensar en la vida de estas personas, hoy desplazadas en los campos de acogida, que hace ya meses o años vienen luchando por sobrevivir en una situación casi desesperada. Primero, cambiaron sus cultivos por otros menos nutritivos y productivos, pero más adaptados a la falta de agua, con el consiguiente cambio a una dieta de hambruna.

Algunos miembros de su familia ya tuvieron que emigrar a buscarse la vida. Han pedido préstamos miserables que nunca podrán pagar, habitualmente en grano o semillas, tuvieron que vender las cuatro cabras que les proporcionaban algo de leche y, como hemos leído en algunos testimonios escalofriantes, abandonar a su suerte a algunos de sus hijos para poder salvar al resto.

No cabe duda de que, en estos momentos, lo más urgente es concienciar a la comunidad internacional para que preste la ayuda de emergencia necesaria para salvar las vidas de estas personas, pero debemos ser conscientes de que cuando el drama se haya mitigado, y desaparezca de los medios de comunicación, la situación de partida ante la próxima sequía (que sucederá) será mucho peor de lo que era hace un año, que ya era mucho peor que hace dos años, que ya era mucho peor que hace tres años…

Los efectos de la sequía se pueden prevenir con inversiones para el almacenamiento de agua, sistemas de riego, optimización de cultivos y un buen número de medidas preventivas, mucho más baratas y eficientes que las necesarias cuando, como en estos momentos, la situación es desesperada.

Si parece inútil confiar en la humanidad y la solidaridad de los gobiernos de los países desarrollados al menos, y ahora que están tan preocupados por la austeridad, podemos intentar convencerles de que una actuación preventiva bien ejecutada obtendrá mejores resultados con menos recursos.

Contamos con vuestro apoyo en esta difícil tarea.

Autor: Pedro Montañés Carrasco

martes, 6 de septiembre de 2011

Mogadiscio











Incluso la descripción de esta ciudad en la Wikipedia resulta pobre y escuálida en español. Veinte años de guerra y destrucción la han convertido en la capital del hambre, de la hambruna, de lo que UNICEF llama, con lo que parece un eufemismo, “crisis nutricional”

De Somalia supimos ya hace años que es un país caótico cuando la piratería en sus costas amenazaba cada día el transporte marítimo internacional. Para entonces, la prioridad era garantizar la seguridad de los buques. Poco se supo de los grandes proyectos de ayuda financiera y fortalecimiento de las estructuras estatales que entonces se iniciaron por la ONU, la Unión Europea y la Unión Africana. 


Hoy Somalia forja su historia de guerra y hambre asediada por una milicia radical, Al Shabah, que pretende instaurar en la región un régimen islámico desquiciado, que niega la situación de hambruna en el territorio, dificulta la asistencia del Programa Mundial de Alimentos y prohíbe a los somalíes salir del país. Tribus, clanes, milicias, señores de la guerra, sequía, políticas de desarrollo inútiles, hambre, muerte. La historia se repite una vez más y, mientras tanto, los datos indican que la producción anual de alimentos permitiría dar de comer al doble de la población que hay en el mundo. Los mismos datos que confirman que algunos espectadores cambian de canal cuando aparecen noticias relacionadas con el dolor o con el hambre.[1]

Desconozco el grado máximo de sufrimiento o deshumanización al que puede llegar el ser humano, aunque la noticia de una mujer obligada a abandonar en el desierto a uno de sus hijos para salvar a otro me da cierta idea de ello. 


También desconozco hasta qué punto la saturación de noticias relacionadas con el hambre o la proliferación de fotos de niños convertidos en ojos y huesos puede contribuir a que sigamos mirando hacia otro lado. “Una única muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística”, afirmaba Stalin. 

Pero la realidad es tal y como la describen las asociaciones humanitarias: la población de Somalia y de algunas regiones de Etiopía y Kenia agoniza.

Vivimos tiempos en que cada día vemos abrirse nuevos frentes combativos de lucha social. Que la dignidad del Cuerno de África sea también uno de ellos.


Por: Rocio Orovengua.


(1) http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/informe-semanal-somalia-olvido/1183781/

sábado, 3 de septiembre de 2011

La importancia de no haber nacido en África

¿Por qué tiene que ocurrir?
Doce millones de personas nacidas en Mogadishu, Etiopía, Kenia … están condenadas a la hambruna y a la muerte. 

Las organizaciones humanitarias vaticinan un incremento de hasta los 15 millones en los próximos meses, cifra poco relevante para llamar aún la atención de la comunidad internacional, anquilosada en la crisis económica y en dar satisfacción a los cansinos mercados.

Una comunidad internacional que olvida que la actual situación de África será también un motivo de crisis internacional en breve, cuando, huyendo de la hambruna y la enfermedad, los movimientos migratorios lleguen a Europa tan masivamente que conviertan la llegada de pateras en meras anécdotas del pasado.

En 2010, el terremoto de Haití provocó la muerte de 350.000 personas. Los terremotos-tsunamis de Japón de este año y del Pacífico Sur en septiembre de 2009 segaron la vida de 2.000 y 400 personas, respectivamente. El despliegue informativo internacional de estas catástrofes fue arrollador. La ayuda humanitaria se acumulaba en los aeropuertos. Las imágenes de las catástrofes y del sufrimiento de estas poblaciones compartían nuestra comida-cena todos los días en los telediarios. En África, serán 15 MILLONES de personas afectadas, de las cuales, siete fallecen cada día. 


¿Desde cuándo llamarse “África” es un salvoconducto para mirar a otro lado?

Hagamos el siguiente ejercicio mental para visualizar de cuántos millones de personas estamos hablando. El estadio que albergará los juegos olímpicos de Londres en 2012, tendrá una capacidad para 80.000 personas. Imaginemos 187 estadios olímpicos repletos de caras y cuerpos como los de los afectados por la hambruna en los países del Cuerno de África. No es morbo.

¡Es una realidad!


Autor: Paz Ruiz-Zorrilla.